Resumen
Ya se ha señalado que no existen discursos que, como el arte, puedan dar cuenta, puedan operar sobre los límites extremos (el dolor, el padecimiento, lo siniestro, la muerte); un discurso que, dada su naturaleza versátil, tiene la posibilidad de reparar zonas profundas de la simbolización (Sarlo 35) cuando ésta es obturada por los mecanismos de control y represivos puestos en juego en cada caso, incluso dentro del marco algo más laxo de la democracia burguesa. El cineasta Claude Lanzmann ya ha destacado acertadamente "el papel del arte (y por lo tanto de la 'forma') en la transmisión de una experiencia límite que sólo puede ser rodeada y elaborada sin cesar, en la medida en que es fundamentalmente inasimilable" (cit. en Vezzetti 4). No obstante, cuando se habla de la memoria, en el caso específico de Argentina y la sangrienta dictadura militar (1976-1983), la referencia pareciera instalarse fundamentalmente en lo testimonial o lo confessionalDescargas
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