Resumen
Este artículo examina cómo la dictadura militar chilena utilizó su proceso constitucional para defenderse de las críticas internacionales de su misma legitimidad y sus graves violaciones de derechos humanos. Al poner en primer plano las discusiones conducidas en las más altas esferas del régimen, el artículo indica cómo la Constitución de 1980 fue mobilizada por el régimen en diferentes momentos para neutralizar amenazas de aislamiento internacional y de embargo económico. Avanzando cronológicamente, mi análisis se centra en distintas estrategias que el régimen de Augusto Pinochet aplicó a lo largo de los años, comenzando con la negación absoluta de las violaciones de los derechos humanos, pasando por la admisión táctica de “excesos”, y finalmente, convirtiendo gradualmente el proceso constitucional, que debía asegurar el regreso de Chile a una democracia parlamentaria normativa, en el centro de la estrategia diplomática de Chile. Además, el artículo aclara que a pesar de la ratificación de la constitución en un plebiscite nacional en 1980, las campañas internacionales contra el régimen no se detuvieron. Así, en el contexto de la crisis económica chilena de 1982, Chile vio un renovado esfuerzo por dar a conocer su llamado proceso de “institucionalización” en el exterior.