Abstract
No se trata del primer caso en que alguien que fue víctima de la represión y que figura como fuente de algunas opiniones directas en estudios ajenos debe actuar a la vez como comentador de un libro dedicado a analizar las violaciones a los derechos humanos en el mismo país y en la misma etapa en los que él fue actor pasivo, por así decir. Lo sé. Sin embargo, me produce una sensación extraña, que no padecía cuando estaba dentro y luché porque el mundo se enterara de lo que estaba pasando en Argentina, ni cuando ya desde fuera hice todo lo posible para ayudar a otros perseguidos y por denunciar a los represores. Es inevitable, pues, que parte de esa sensación se transparente en mis opiniones sobre el libro que reseño y que incluso yo no lo advierta; estoy curado de los rescoldos que me produjo el miedo cuando decidí dejar mi país, y menos aún estoy libre de otros sentimientos, como el odio impotente.Downloads
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