Abstract
En ocasión de celebrarse el acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo, el día 31 de agosto de 1930, el clima lluvioso lleva a la comisión directiva de la Sociedad Rural Argentina a montar el acto en el restaurante del predio ferial, en vez de hacerlo al aire libre con el acostumbrado desfile del ganado premiado. Al margen del elemento climático, la diferencia no era menor. En el restaurante menguaba el elemento popular y se reunía, en cambio, la concurrencia más elegante, entre la que se contaban señoras y niñas de la elite porteña. [1] Mientras en el interior del restaurante se improvisaba un palco para las autoridades invitadas, las damas se disponían a sentarse en el ala izquierda. Los hombres, en tanto, permanecerían de pie en el ala derecha del salón por falta de sillas.Downloads
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